Carlos Cachón

Telegrama, no tuit

Llegó la revolución y los que habían estado ostentado el poder y cerrándoles el paso y censurándoles por no saber aceptar su falta de valor e intentar, desdeñados, poner en duda su criterio, entonces se vieron desprovistos de su estrado y de su capacidad para sancionar lo que merecía consideración y lo que no. Y así comenzaron ellos a clamar contra unos tiempos que habían perdido el juicio. En los que lo banal subía a la superficie y lo consistente desaparecía. Eso debe ser lo que se conoce como justicia poética.

Carlos Cachón


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