Condensador de paisajes en el antiguo parque móvil . Madrid
PFC
Se desarrolla un proyecto que, intencionadamente, tiene un marco muy concreto: Madrid en el año 2014, en un momento post-burbuja inmobiliaria en el que los poderes públicos y privados vuelven a fijar su atención en el centro de Madrid, después de haber agotado las oportunidades que la periferia ofrecía antes del boom inmobiliario.
Frente a la demolición, difícilmente justificable, se opta por un valor añadido que redescribe el espacio existente. Un conjunto de estrategias a diferentes escalas permite que un espacio tan aparentemente banal como un aparcamiento pase a ser un contenedor de experiencias totalmente inesperadas.
Se define un sistema de ocupación paisajística con el que ocupar una gran estructura obsoleta en el centro de la ciudad, que pasa a convertirse en un apilamiento de diferentes espacios públicos, algunos con fines comerciales y otros de carácter estrictamente público.
Se describe también un sistema de comunicaciones que atraviesa los espacios de un modo libre, sirviéndose de la estructura original como una matriz tridimensional abstracta, para proponer una nueva estructura organizativa que alberga los servicios necesarios para activar la antigua infraestructura -taquillas, áreas de descanso, circulaciones-.
Los sistemas constructivos utilizados pretenden estar próximos a las soluciones habituales en el espacio público, destacando la utilización de materiales de demolición o desmontaje, o la hibridación de materiales naturales y artificiales, y predominando la ligereza de las soluciones en los cerramientos. Los servicios e instalaciones están más próximos a los utilizados en un aparcamiento contemporáneo que a un espacio de trabajo con suelos y techos técnicos, recurriéndose a éstos sólo cuando es estrictamente necesario para no incurrir en gastos innecesarios. De este modo, la estructura original de hormigón armado permanece como protagonista de la propuesta.
En el proyecto se desarrollan estrategias que, lejos de ser oportunistas, tienen gran pertinencia actualmente, como la reutilización de una infraestructura obsoleta, la hibridación de elementos naturales y artificiales, la reutilización de materiales demolidos o de desmontaje, o la flexibilidad del espacio para una posible reorganización del programa y futura obsolescencia.
Se trata de una propuesta rotunda y arriesgada, en la que resuenan ecos libertarios europeos de finales de la década de los 1960 y una implícita crítica al actual sistema de gestión de suelo público. La aparente contundencia de la reutilización de la estructura existente (hardware) de la propuesta, pasa a un segundo plano, cuando se demuestra su gran flexibilidad para alojar diferentes tipos de programas (software).
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Se desarrolla un proyecto que, intencionadamente, tiene un marco muy concreto: Madrid en el año 2014, en un momento post-burbuja inmobiliaria en el que los poderes públicos y privados vuelven a fijar su atención en el centro de Madrid, después de haber agotado las oportunidades que la periferia ofrecía antes del boom inmobiliario.
Frente a la demolición, difícilmente justificable, se opta por un valor añadido que redescribe el espacio existente. Un conjunto de estrategias a diferentes escalas permite que un espacio tan aparentemente banal como un aparcamiento pase a ser un contenedor de experiencias totalmente inesperadas.
Se define un sistema de ocupación paisajística con el que ocupar una gran estructura obsoleta en el centro de la ciudad, que pasa a convertirse en un apilamiento de diferentes espacios públicos, algunos con fines comerciales y otros de carácter estrictamente público.
Se describe también un sistema de comunicaciones que atraviesa los espacios de un modo libre, sirviéndose de la estructura original como una matriz tridimensional abstracta, para proponer una nueva estructura organizativa que alberga los servicios necesarios para activar la antigua infraestructura -taquillas, áreas de descanso, circulaciones-.
Los sistemas constructivos utilizados pretenden estar próximos a las soluciones habituales en el espacio público, destacando la utilización de materiales de demolición o desmontaje, o la hibridación de materiales naturales y artificiales, y predominando la ligereza de las soluciones en los cerramientos. Los servicios e instalaciones están más próximos a los utilizados en un aparcamiento contemporáneo que a un espacio de trabajo con suelos y techos técnicos, recurriéndose a éstos sólo cuando es estrictamente necesario para no incurrir en gastos innecesarios. De este modo, la estructura original de hormigón armado permanece como protagonista de la propuesta.
En el proyecto se desarrollan estrategias que, lejos de ser oportunistas, tienen gran pertinencia actualmente, como la reutilización de una infraestructura obsoleta, la hibridación de elementos naturales y artificiales, la reutilización de materiales demolidos o de desmontaje, o la flexibilidad del espacio para una posible reorganización del programa y futura obsolescencia.
Se trata de una propuesta rotunda y arriesgada, en la que resuenan ecos libertarios europeos de finales de la década de los 1960 y una implícita crítica al actual sistema de gestión de suelo público. La aparente contundencia de la reutilización de la estructura existente (hardware) de la propuesta, pasa a un segundo plano, cuando se demuestra su gran flexibilidad para alojar diferentes tipos de programas (software).
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