MUSEO DE LA CIUDAD . ALGUERO
Alba Castillón Caro . Beau XI
Alghero ha sido un enclave histórico en Cerdeña. Situado al noroeste de la isla, su condición de puerto estratégico ha marcado su historia y configuración urbana. Junto a Porto Torres y Sassari, es parte del proyecto “Triángulo de Nurra”, consistente en la creación de un circuito arqueológico en la región. Los Museos Arqueológicos y en este caso el nuevo Museo de la Ciudad se desarrollan sobre una base territorial, como unidades introductorias para las visitas y la comprensión del territorio. Para ello el proyecto recupera elementos del patrimonio histórico de Alghero, permitiendo el entendimiento de su función original y dándoles nuevos usos y significados.
La muralla fue el elemento urbano más importante durante los siglos en los que Alghero fue un enclave estratégico del Mediterráneo. Su emplazamiento en una península que protege al puerto dota a la ciudad de unas condiciones idóneas para la defensa. El trazado de la muralla aprovecha y potencia estas circunstancias. Si bien este trazado se ha mantenido estable hasta la realización del ensanche, su configuración ha sufrido transformaciones. El tramo terrestre de la fortificación resultaba más vulnerable y por ello se reforzó hasta con tres fuertes y un foso. En el momento en el que la función defensiva carece de sentido y aparece una necesidad de crecimiento, se derriba casi todo el tramo de tierra, conservándose tan solo las torres de San Giovanni y Porta Terra (hasta 1726 único acceso por tierra) y el fragmento de muralla entre ellas.
Los restos de la fortificación se han adaptado en uso pero no se ha adecuado su paso de una situación de borde a otra en el interior de una manzana, resultando inconexos y difícil la lectura visual del conjunto (el tramo de muralla queda oculto como parte integrante de algunos edificios). Además la retícula del ensanche es oblicua a la trama del centro y el encuentro entre ambas no queda del todo resuelto en este punto.
Estas circunstancias hacen del límite del centro una frontera, un espacio confuso tanto en lectura como en funcionamiento.
Con la intervención planteada se consigue:
Significar la lectura de la muralla como límite testimonial de la ciudad histórica, poniendo en valor los elementos que de ésta se conservan al eliminar los edificios adosados a ella y algunos elementos extramuros.
Convertir la manzana en el acceso principal a la ciudad mediante la creación del Museo, cuyo programa y contenidos constituyen una puerta a la historia de la ciudad.
Acondicionar, unificar y dar uso a los espacios residuales en torno a las torres y la muralla, para poner en valor estos elementos y crear un espacio de encuentro entre el ensanche y el centro histórico.
El edificio propuesto dialoga con la muralla y contribuye a definir los espacios que la rodean.
Alba Castillón Caro . Beau XI
Alghero ha sido un enclave histórico en Cerdeña. Situado al noroeste de la isla, su condición de puerto estratégico ha marcado su historia y configuración urbana. Junto a Porto Torres y Sassari, es parte del proyecto “Triángulo de Nurra”, consistente en la creación de un circuito arqueológico en la región. Los Museos Arqueológicos y en este caso el nuevo Museo de la Ciudad se desarrollan sobre una base territorial, como unidades introductorias para las visitas y la comprensión del territorio. Para ello el proyecto recupera elementos del patrimonio histórico de Alghero, permitiendo el entendimiento de su función original y dándoles nuevos usos y significados.
La muralla fue el elemento urbano más importante durante los siglos en los que Alghero fue un enclave estratégico del Mediterráneo. Su emplazamiento en una península que protege al puerto dota a la ciudad de unas condiciones idóneas para la defensa. El trazado de la muralla aprovecha y potencia estas circunstancias. Si bien este trazado se ha mantenido estable hasta la realización del ensanche, su configuración ha sufrido transformaciones. El tramo terrestre de la fortificación resultaba más vulnerable y por ello se reforzó hasta con tres fuertes y un foso. En el momento en el que la función defensiva carece de sentido y aparece una necesidad de crecimiento, se derriba casi todo el tramo de tierra, conservándose tan solo las torres de San Giovanni y Porta Terra (hasta 1726 único acceso por tierra) y el fragmento de muralla entre ellas.
Los restos de la fortificación se han adaptado en uso pero no se ha adecuado su paso de una situación de borde a otra en el interior de una manzana, resultando inconexos y difícil la lectura visual del conjunto (el tramo de muralla queda oculto como parte integrante de algunos edificios). Además la retícula del ensanche es oblicua a la trama del centro y el encuentro entre ambas no queda del todo resuelto en este punto.
Estas circunstancias hacen del límite del centro una frontera, un espacio confuso tanto en lectura como en funcionamiento.
Con la intervención planteada se consigue:
Significar la lectura de la muralla como límite testimonial de la ciudad histórica, poniendo en valor los elementos que de ésta se conservan al eliminar los edificios adosados a ella y algunos elementos extramuros.
Convertir la manzana en el acceso principal a la ciudad mediante la creación del Museo, cuyo programa y contenidos constituyen una puerta a la historia de la ciudad.
Acondicionar, unificar y dar uso a los espacios residuales en torno a las torres y la muralla, para poner en valor estos elementos y crear un espacio de encuentro entre el ensanche y el centro histórico.
El edificio propuesto dialoga con la muralla y contribuye a definir los espacios que la rodean.
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