Camino con piscina . Jafre
fotos: Robert Prat Piera . Jordi Hidalgo . gracias a HIDALGO HARTMANN ARQUITECTURA
La intervención se sitúa en la plana de l´Empordà, con su vasta extensión de campos agrícolas salpicados por agrupaciones de vegetación que definen el territorio.
Una piscina para nadar, un almacén para guardar utensilios de jardín y la creación de un acceso para ámbos eran las necesidades del proyecto a desarrollar.
La solución de estos tres elementos está integrada en un espacio concebido mediante una sola pieza que se inserta en el paisaje, lo modifica y lo redefine.
Su trazado evoca la imagen de los caminos de tierra, los meandros de los ríos que con sus formas libres se contraponen a la rigidez geometrica de los campos.
La piscina colocada perpendicular a la parcela, que dirige sus vistas hacia la montaña del Montgrí, actúa como un plano que se traba al terreno mediante un camino que conecta las diferentes cotas del jardín.
Donde se genera el mayor desnivel se ubica el volumen del almacén subterráneo. Su acceso se realiza por una larga rampa de hormigón que acaba en un espacio exterior definido por un pavimento discontinuo e irregular de lunares de hormigón.
Desde una geometría plegada apenas visible en el lugar la pieza se dobla en un acto de constante huida, para destacar una atalaya desde donde mirar.
Arrancando en un muro, el recorrido espacial presenta un ensamblaje complejo de planos debidos al intenso uso de geometría que acaba en la piscina volada cuya agua es engullida en cascada por el terreno.
La presencia del hormigón como único material posible insiste en la abstracción de esa arquitectura.
La intervención se sitúa en la plana de l´Empordà, con su vasta extensión de campos agrícolas salpicados por agrupaciones de vegetación que definen el territorio.
Una piscina para nadar, un almacén para guardar utensilios de jardín y la creación de un acceso para ámbos eran las necesidades del proyecto a desarrollar.
La solución de estos tres elementos está integrada en un espacio concebido mediante una sola pieza que se inserta en el paisaje, lo modifica y lo redefine.
Su trazado evoca la imagen de los caminos de tierra, los meandros de los ríos que con sus formas libres se contraponen a la rigidez geometrica de los campos.
La piscina colocada perpendicular a la parcela, que dirige sus vistas hacia la montaña del Montgrí, actúa como un plano que se traba al terreno mediante un camino que conecta las diferentes cotas del jardín.
Donde se genera el mayor desnivel se ubica el volumen del almacén subterráneo. Su acceso se realiza por una larga rampa de hormigón que acaba en un espacio exterior definido por un pavimento discontinuo e irregular de lunares de hormigón.
Desde una geometría plegada apenas visible en el lugar la pieza se dobla en un acto de constante huida, para destacar una atalaya desde donde mirar.
Arrancando en un muro, el recorrido espacial presenta un ensamblaje complejo de planos debidos al intenso uso de geometría que acaba en la piscina volada cuya agua es engullida en cascada por el terreno.
La presencia del hormigón como único material posible insiste en la abstracción de esa arquitectura.
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