Polideportivo Municipal . Vélez-Málaga
GANA Arquitectura . fotos: © Blanca Green . © GANA Arquitectura
Un estadio de atletismo. Un polideportivo municipal. Una parcela. Dos niveles. Un problema. Una oportunidad.
El Ayuntamiento, dentro de los trabajos relativos a la remodelación y ampliación de instalaciones del polideportivo Municipal Fernando Hierro, nos encarga el diseño de un edificio de almacenes, en una parcela residual situada en el interior del recinto.
Se trata de trabajar en una isla, un espacio olvidado durante los más de quince años de existencia del polideportivo, una parcela en ladera, anexa a la pista de atletismo en su nivel superior, y colindante a las pistas de tenis en su nivel inferior.
Desde un primer momento, surge la necesidad de generar una actuación que suture, que conecte dos niveles, dos zonas del polideportivo que llevan conviviendo muchos años y no han terminado de entenderse.
Así, desoyendo las directrices iniciales del promotor, se propone un edificio en dos niveles, logrando obtener un vestuario para los deportistas en la planta baja del mismo, quedando la totalidad de la planta alta destinada al uso de almacenaje.
Esto se consigue a través de una actuación basada en la economía de medios, en un diseño concreto y específico, y en la confianza en la tipología y las características de un almacén.
Y es que, la actuación en sí, se concibe como un volumen opaco que se incrusta en el terreno, un cajón metálico que atraviesa la topografía. Un almacén en el fondo, en cuyo interior se ha gestado un colorido edificio de vestuarios. Juntos pero no revueltos.
Todo el volumen es atravesado por dos grandes cajas de luz que iluminan el vestuario, y que son ignoradas por el uso superior.
De igual modo, los patios interiores generados en el nivel inferior no son visibles desde el mismo, tan solo se perciben, se intuyen, invitan a ser descubiertos.
Dichos patios sólo son visibles desde el nivel superior, pero no visitables, completando así una poética del quiero y no puedo, del ni contigo ni sin ti, del deseo incomprendido, del almacén que quiso ser vestuario.
Un edificio de almacenaje con una estética industrial de acero galvanizado, solo matizada en la fachada que se asoma a la pista de atletismo mediante el uso de una piel traslúcida, a base de policarbonato.
Una veladura, en definitiva, destinada a adentrar al usuario en los terrenos de la intuición, devolviendo en la noche la luz de su interior al estadio.
Esta insinuación sutil se complementa mediante el uso del color, oculto, pero insinuado en diversos puntos del edificio. Por último, el interés explorador del usuario completa la operación.
GANA Arquitectura: Antonio Galisteo, Álvaro Fernández Navarro
Colaboradores: Guillermo Mateos Frutos, Juan Francisco Mata Díaz, Antonio de la Herranz, Francisco Jesús Camacho Gómez, Claudia Muñoz Núñez, Alejandro Reina López.
GANA Arquitectura . fotos: © Blanca Green . © GANA Arquitectura
Un estadio de atletismo. Un polideportivo municipal. Una parcela. Dos niveles. Un problema. Una oportunidad.
El Ayuntamiento, dentro de los trabajos relativos a la remodelación y ampliación de instalaciones del polideportivo Municipal Fernando Hierro, nos encarga el diseño de un edificio de almacenes, en una parcela residual situada en el interior del recinto.
Se trata de trabajar en una isla, un espacio olvidado durante los más de quince años de existencia del polideportivo, una parcela en ladera, anexa a la pista de atletismo en su nivel superior, y colindante a las pistas de tenis en su nivel inferior.
Desde un primer momento, surge la necesidad de generar una actuación que suture, que conecte dos niveles, dos zonas del polideportivo que llevan conviviendo muchos años y no han terminado de entenderse.
Así, desoyendo las directrices iniciales del promotor, se propone un edificio en dos niveles, logrando obtener un vestuario para los deportistas en la planta baja del mismo, quedando la totalidad de la planta alta destinada al uso de almacenaje.
Esto se consigue a través de una actuación basada en la economía de medios, en un diseño concreto y específico, y en la confianza en la tipología y las características de un almacén.
Y es que, la actuación en sí, se concibe como un volumen opaco que se incrusta en el terreno, un cajón metálico que atraviesa la topografía. Un almacén en el fondo, en cuyo interior se ha gestado un colorido edificio de vestuarios. Juntos pero no revueltos.
Todo el volumen es atravesado por dos grandes cajas de luz que iluminan el vestuario, y que son ignoradas por el uso superior.
De igual modo, los patios interiores generados en el nivel inferior no son visibles desde el mismo, tan solo se perciben, se intuyen, invitan a ser descubiertos.
Dichos patios sólo son visibles desde el nivel superior, pero no visitables, completando así una poética del quiero y no puedo, del ni contigo ni sin ti, del deseo incomprendido, del almacén que quiso ser vestuario.
Un edificio de almacenaje con una estética industrial de acero galvanizado, solo matizada en la fachada que se asoma a la pista de atletismo mediante el uso de una piel traslúcida, a base de policarbonato.
Una veladura, en definitiva, destinada a adentrar al usuario en los terrenos de la intuición, devolviendo en la noche la luz de su interior al estadio.
Esta insinuación sutil se complementa mediante el uso del color, oculto, pero insinuado en diversos puntos del edificio. Por último, el interés explorador del usuario completa la operación.
GANA Arquitectura: Antonio Galisteo, Álvaro Fernández Navarro
Colaboradores: Guillermo Mateos Frutos, Juan Francisco Mata Díaz, Antonio de la Herranz, Francisco Jesús Camacho Gómez, Claudia Muñoz Núñez, Alejandro Reina López.
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