José María Calvo

José María Calvo . Ampliación del Museo Diocesano . Milán


José María Calvo Martínez-Aldama . PFC . Tutor: Jesús Ulargui

El centro histórico de Milán presenta una disposición anular centrada en la plaza del Duomo. Dos de los anillos más importantes son las huellas dejadas por las murallas medieval y renacentista.
El museo diocesano forma un solo edificio de dos claustros con la Basílica de Santo Eustorgio y está situado entre el tejido medieval y el renacentista. Este área de la ciudad es atravesado por una de las radiales que desemboca en la catedral, y que comienza en la Porta Ticinese.


















La ampliación se insertará en un nudo generado por la confluencia entre la calle incompleta, el parque de la basílica y el claustro abierto del museo. Para resolver estos problemas el proyecto se plantea como una agrupación de cajas engarzadas con gran capacidad de respuesta ante las tres escalas.
El edificio responde a la calle completando la pieza que falta respetando la alineación y las medianera.
El claustro incompleto con forma de U afecta a la geometría de la pieza deformándola y derramando este apilamiento de cajas hacia el parque. La vegetación entra en el claustro apoderándose se él y supone un colchón para las geometrías enfrentadas.
Con la intención de inundar el museo de luz las cajas perderán sus planos horizontales, convirtiendo la agrupación en un único espacio subdividido en una serie de ambientes, o salas de exposición, enmarcados por los planos verticales. De esta manera el edificio se convierte en un gran lucernario que lleva la luz hasta la planta enterrada.
Una rampa es el elemento que dialoga con las cajas y las complementa. Es una lámina de hormigón muy fina que recorre el edificio rompiendo las pantallas y usándolas como soporte estructural. Cuenta con una luna de vidrio de protección fijada al canto de la losa y un ancho variable que procura un control sobre la percepción de la exposición. Como en un río en el que la velocidad del agua es inversamente proporcional a su anchura, habrá ambientes más pausados y otros más fluidos.
En ocasiones las pantallas de las cajas se engrosan lo suficiente como para albergar programa de servicio: escaleras, aseos o almacenes. La rampa roza tangencialmente unos descansillos que permiten acceder a los muros engrosados y son los únicos planos horizontales de las cajas.
El inicio del recorrido es en la única caja que hay en la planta enterrada. Un espacio despejado que sirve de distribuidor del programa que lo rodea. El ascensor, que forma parte del recorrido, es un cilindro de cristal que permite a los usuarios subir al último nivel para luego hacer un recorrido descendente.
En los ambientes interiores los muros suponen un cerco que envuelve la exposición. Son un marco para las obras de arte que se encuentran “levitando”, colgadas con tensores desde las cubiertas.
La cubierta la componen unas vigas de madera laminada con potentes cantos que van desde 1,2m hasta 2,4 metros. Difuminan la luz que atraviesa todo el edificio, climatizan, y soportan la exposición. Estructuralmente, colaboran con las cajas.
El acabado interior del museo está pensado en madera de roble. De esta forma los descansillos pueden entenderse como un pliego de los muros horizontales. Contrastando con la calidez interior, el acabado exterior está pensado en chapa de aluminio conformada, cuyo despiece permiten jugar con la escala de las cajas.

Ampliación del Museo Diocesano de Milán.
Autor: José María Calvo Martínez-Aldama Tutor: Jesús Ulargui
Mayo 2014 ETSAM
Calificación: Sobresaliente


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