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THE  WALLS  ARE COMING  DOWN . espacios para la activación sensorial


gracias a takk architecture

The walls are coming down es una doble piel de 5 553 piezas de foam blanco hechas mediante más de 33 000 cortes y 35 000 puntos de unión colonizadas por 3 variedades de flores diferentes: 350 margaritas, 60 liliums y 150 claveles tejidos mediante 50m de hilo de nailon y cosidos alrededor de una estructura de 48 piezas de DM lacadas en blanco ensambladas en 6 secciones verticales y 6 horizontales.



















FORMA, ENERGÍA Y FLORES
Podríamos empezar la memoria así, diciendo que el proyecto es un espacio circular, un espacio donde uno puede entrar y simplemente experimentar con diferentes sensaciones a través de la vista, el tacto y el olfato. Podríamos explicar que fue construido para un festival de arquitectura emergente en Barcelona que duró tan solo tres días, y explicar que al contrario de lo que parecía un impedimento, el hecho de que fuera a existir durante un plazo tan corto de tiempo, en realidad se convirtió en una oportunidad de trabajar con cosas con las que no estamos acostumbrados a trabajar en arquitectura, cosas leves y ligeras, casi evanescentes.

Podríamos explicar que el proyecto se configura a través de la articulación de tres espacios consecutivos de los cuales acaba emergiendo la volumetría final del proyecto. Explicaríamos que una persona que se acercara, primero vería una forma ovalada, estirada desde uno de sus extremos, y una vez dentro, se encontraría con otra, también circular pero más pequeña, percatándose entonces de que entre medias hay un espacio que absorbe las diferencias, y al que no puede acceder. Seguidamente diríamos  que ese espacio intermedio contiene las especies aromáticas y el olor que lo envuelve todo, y que también gracias a ese espacio, la luz inunda el interior, de manera que no sepas muy bien por donde entra, por que como sucede en Borromini, parece que entra por todas partes, y entonces explicaríamos que esto sucede porque en realidad todo el proyecto no es más que un tejido a partir de pequeñas piezas iguales que repetidas de una cierta manera crean una piel calada con tendencia a cerrarse sobre sí misma.

Podríamos decir también cómo lo construimos. Durante una semana mezclando la fabricación más tradicional, la manual, con la fabricación digital, y que gracias a ello pudimos trabajar sobre lo específico, de manera más rápida, más económica y más libre, para finalmente acabar de la misma manera que empezamos la memoria, refiriéndonos a lo más importante, a la circularidad del proyecto. Circularidad que define la propuesta y que permite llegar a un punto en el que acaba difuminándose que es lo que fue antes, si espacio o estructura, si forma o uso, o si interior o exterior.

Hay muchas maneras de hacer arquitectura, -y de hacer una memoria-, pero en este caso lo importante es precisamente eso, que como en este texto, sea circular.

CRÉDITOS:
arquitectos: takk // mireia luzárraga + alejandro muiño
agradecimientos: Alberto T. Estévez, Enric Ruiz Geli, y el Laboratorio de Fabricación Digital ESARQ-UIC



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