Estudio Domingo Ferré

Plaza Blas Infante . Lleida


Estudio Domingo Ferré . fotos: © Jordi Bernadó . + Plataforma Arquitectura

La propuesta espacial estructura y simboliza con la máxima intensidad la nueva centralidad que representa la plaza Blas Infante de una manera contemporánea.













Adecuación con el barrio de Cap-Pont y relación con el centro histórico.

Para el uso y entorno inmediato se ha creado una plaza de barrio: un lugar de descanso, de ocio, de relación vecinal, con sombra y bancos, juegos infantiles, césped y una vegetación floral siguiendo el trazado de la pérgola como protección para el verano.
La existencia de un aparcamiento subterráneo de nueva construcción en la base de la plaza ha hecho de la integración de los mecanismos de servicios uno de los objetivos vertebradores del proyecto. De esta manera los ascensores, las salidas de escaleras, la ventilación… se integran plásticamente jugando con los elementos de las torres y la pérgola, que se han previsto para integrar la iluminación. Esta misma iluminación es la que permite crear ambientes diferenciados, espacios dinámicos, espacios de comunicación, unos con más luz, otros con tonos de iluminación suave de reposo y tranquilidad. El espacio público tiene que mimar al usuario.
La impresionante topografía del Centro Histórico de Lleida, formada por calles empinadas alrededor del cerro de la catedral de la Seu Vella (1204 d.C.) es el referente casi omnipresente. Se parte de una plaza con un plano de suave pendiente que va cogiendo altura a medida que se aparta de la riba del rio. Desde este espacio público toda la ciudad antigua se muestra tal como es en realidad, con sus grandezas y sus conflictos. Se trata de un punto de vista privilegiado, un mirador excelente de la ciudad, presentando una visión bonita y sincera.
Siempre utilizamos un compañero de viaje en el proyecto para aportar un grado de simbolismo a los espacios públicos y culturales del medio urbano. La poesía “La ciutat llunyana” fue escrita por Màrius Torres al finalizar la guerra civil, en 1939. Aquellos momentos de serena tristeza en que fue escrita nos interesaron. Han pasado ya 70 años desde que Màrius Torres escribiera sobre la Lleida una vez acabada la guerra, donde veía los sueños enterrados y todos los discursos, las palabras, quizás de paz, habían fracasado.
Hablaba, entonces, de que no quedaba más consuelo que creer y esperar a la nueva arquitectura que, con brazos más libres, tendría que salir de nuevo del suelo. Resultaros ser 40 años de dictadura.
Creemos oportuno pensar la plaza pública como una recopilación de intenciones, trabajar unos elementos poéticos que, con Lleida de fondo, representen, sin serlo, la ciudad que se escribe cada día, hoy más que nunca, de todos los ciudadanos.

Geometría y topografía

La propuesta se define en planta como una superficie acotada en anchura a la geometría de la cubierta existente, mientras que la otra dirección se extiende hasta llegar al muro de separación del río Segre, por un lado, y por encima del límite de la cubierta al lado de la calle Valencia, y por el otro lado, en forma de losa en voladizo de deshace los chaflanes existentes en el plano superior. Sobre la base del párquing existente se crea una topografía artificial, formalizada por la intersección de dos pirámides, que se funde con el paseo del rio Segre y se conecta con las aceras de las calles perimetrales con planos inclinados, rampas o escaleras, dando así continuidad a los recorridos urbanos.


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