NUEVA CASA CONSISTORIAL Y DE LA CULTURA EN VALDELUZ . YEBES
HGO Oficina de Arquitectura (Juan Carlos Herrera, Fernando Garrido) . Davide Olivieri
El actual panorama ha traído consigo una revisión de las estructuras de control que la ciudadanía tiene para con sus representantes políticos.
Este hecho exige, cada vez más, mayor transparencia en las actividades y decisiones que se llevan a cabo. La arquitectura no es ajena a este hecho y debe de responder a un nuevo escenario en el que el “Representante” se cruce o interactúe con su “Representado”.
El proyecto aborda esta realidad desde su concepción de “edificio abierto al público”. Los usos convergen en un espacio común que los distribuye, dando lugar a una sucesión de diferentes escenarios arquitectónicos, que evolucionan en un gradiente que va desde lo más público a lo más privado.
El edificio, dividido en 4 paquetes de usos, utiliza el concepto de volumetrías tangentes para conseguir la uniformidad programática exigida a un edificio público. Sin embargo, éste no quiere renunciar al carácter heterogéneo de su interior.
El claustro, como sustracción del volumen, es la figura clave que ordena el proyecto. El vacío interior caracteriza cada pieza, la ventila, la solea y la organiza interiormente. En la interferencia entre los volúmenes de la fase 1, se sitúa el espacio clave del edificio, el vestíbulo. Este espacio ocupa la crujía entre los dos claustros principales, y permite tener un registro completo del funcionamiento del edificio en el mismo momento en el que se hace el ingreso en él .
Desde el punto de vista urbano, el edificio, situado en el borde de la manzana, actúa de charnela entre dos espacios libres públicos.Se asienta con clara determinación de abrazar y atrapar algunas porciones de espacio libre y dejarlas en su interior.
Si el claustro tradicionalmente formaba parte de la arquitectura ensimismada de monasterios, conventos, y casas señoriales, en una “arquitectura abierta al público”, el claustro ya es Plaza.
Su imagen es homogénea, debido al uso de un único elemento de composición de fachada, de geometría tubular y materiales reciclados. Es translúcido, y su marcado carácter de edificio público se refuerza con el hecho de la ausencia de huecos de fachada reconocibles, siendo éstos, los que dan acceso a su interior.
Coautores: Davide Olivieri, Fernando Garrido y Juan Carlos Herrera.
Colaborador: Simone Langiu
HGO Oficina de Arquitectura (Juan Carlos Herrera, Fernando Garrido) . Davide Olivieri
El actual panorama ha traído consigo una revisión de las estructuras de control que la ciudadanía tiene para con sus representantes políticos.
Este hecho exige, cada vez más, mayor transparencia en las actividades y decisiones que se llevan a cabo. La arquitectura no es ajena a este hecho y debe de responder a un nuevo escenario en el que el “Representante” se cruce o interactúe con su “Representado”.
El proyecto aborda esta realidad desde su concepción de “edificio abierto al público”. Los usos convergen en un espacio común que los distribuye, dando lugar a una sucesión de diferentes escenarios arquitectónicos, que evolucionan en un gradiente que va desde lo más público a lo más privado.
El edificio, dividido en 4 paquetes de usos, utiliza el concepto de volumetrías tangentes para conseguir la uniformidad programática exigida a un edificio público. Sin embargo, éste no quiere renunciar al carácter heterogéneo de su interior.
El claustro, como sustracción del volumen, es la figura clave que ordena el proyecto. El vacío interior caracteriza cada pieza, la ventila, la solea y la organiza interiormente. En la interferencia entre los volúmenes de la fase 1, se sitúa el espacio clave del edificio, el vestíbulo. Este espacio ocupa la crujía entre los dos claustros principales, y permite tener un registro completo del funcionamiento del edificio en el mismo momento en el que se hace el ingreso en él .
Desde el punto de vista urbano, el edificio, situado en el borde de la manzana, actúa de charnela entre dos espacios libres públicos.Se asienta con clara determinación de abrazar y atrapar algunas porciones de espacio libre y dejarlas en su interior.
Si el claustro tradicionalmente formaba parte de la arquitectura ensimismada de monasterios, conventos, y casas señoriales, en una “arquitectura abierta al público”, el claustro ya es Plaza.
Su imagen es homogénea, debido al uso de un único elemento de composición de fachada, de geometría tubular y materiales reciclados. Es translúcido, y su marcado carácter de edificio público se refuerza con el hecho de la ausencia de huecos de fachada reconocibles, siendo éstos, los que dan acceso a su interior.
Coautores: Davide Olivieri, Fernando Garrido y Juan Carlos Herrera.
Colaborador: Simone Langiu
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