CMS San Blas, Madrid
origen: gracias a Estudio Entresitio . fotos: Roland Halbe . más: bienalx . entresitio
El centro de salud de San Blas es un edificio que desde su inicio en la fase de concurso ha tenido clara la idea o premisa de “edificio desubicado”, nos parece una forma eficaz y rotunda de desarrollar un programa funcional sanitario en un entorno poco relevante.
Para acentuar el valor espacial interior recurrimos a la lecorbuseriana idea de “conciliación de contrarios”. Se antepone la imagen hermética y pesada al exterior al espacio abierto y ligero del interior.
El programa del centro de salud se desarrolla de manera extensiva en una sola planta baja. Las distintas dependencias del programa se ordenan generando una parrilla ortogonal irregular poco densa, donde 13 patios se distribuyen al tresbolillo entre las estancias públicas y privadas siguiendo tres (no)-corredores paralelos.
En oposición a este sistema ligero, atomizado por los patios, la fachada rotunda y pesada se concibe como una masa continua y ciega de hormigón visto. Idea de pesadez que se refuerza con una textura rugosa formada por encofrado de tablas de madera horizontales. La inexistencia de huecos en los paños verticales de la envolvente exterior hace que la relación interior-exterior del edificio se produzca verticalmente, casi con el firmamento. Los vidrios no definen patios sino huecos en la fachada horizontal de la concha exterior del edifico y se crea una relación vertical que permite generar un espacio interior isótropo. Las cualidades de transparencia y especulares del vidrio multiplican las visiones por simetría reflejada, así mismo las cualidades de reflexión de los paños verticales de azulejo azul colocado con juntas terciadas a modo de escama ayudan a producir un ambiente interior espacioso y luminoso, casi como si se introdujera el firmamento en el interior. El corredor se disuelve, deja de existir como una estructura lineal de conexión tradicional, porque la ordenación alterna de espacios vacíos y estanciales de carácter público permite una relación débil entre las coordenadas “x” e “y” del espacio.
Se establece una relación de opuestos entre la fachada exterior y el espacio interior, una síntesis entre lo intelectual y lo experimental, lo clásico y lo pintoresco. Entendiendo lo clásico como lo relacionado con el mundo platónico donde lo que interesas son las formas puras que contienen lo que persiste como ideal. Por pintoresco no nos referimos a la fragmentación, decadencia o estado ruinoso típicos del pintoresco ingles del siglo XVIII, sino que una ordenada agrupación de elementos del programa en planta se revela como fragmentos que dan al observador la percepción temporal y cinética del espacio típica del pintoresquismo, según describe Le Corbusier cuando analiza la calibrada secuencia de vista de la Acrópolis descrita por Choisy o incluso, salvando las diferencias porque el espacio arquitectónico no se percibe proyectado sobre una pantalla plana, según las filmaciones, “montage”, del cineasta vanguardista ruso, Einsentein.
En definitiva, en el momento de gestación de este proyecto intentábamos profundizar en una, de entre las maneras posibles, de relacionar esa forma experimental y sensorial de concebir el espacio y la tentadora manifestación espacial de la forma pura; entre sensación y geometría.
El centro de salud de San Blas es un edificio que desde su inicio en la fase de concurso ha tenido clara la idea o premisa de “edificio desubicado”, nos parece una forma eficaz y rotunda de desarrollar un programa funcional sanitario en un entorno poco relevante.
Para acentuar el valor espacial interior recurrimos a la lecorbuseriana idea de “conciliación de contrarios”. Se antepone la imagen hermética y pesada al exterior al espacio abierto y ligero del interior.
El programa del centro de salud se desarrolla de manera extensiva en una sola planta baja. Las distintas dependencias del programa se ordenan generando una parrilla ortogonal irregular poco densa, donde 13 patios se distribuyen al tresbolillo entre las estancias públicas y privadas siguiendo tres (no)-corredores paralelos.
En oposición a este sistema ligero, atomizado por los patios, la fachada rotunda y pesada se concibe como una masa continua y ciega de hormigón visto. Idea de pesadez que se refuerza con una textura rugosa formada por encofrado de tablas de madera horizontales. La inexistencia de huecos en los paños verticales de la envolvente exterior hace que la relación interior-exterior del edificio se produzca verticalmente, casi con el firmamento. Los vidrios no definen patios sino huecos en la fachada horizontal de la concha exterior del edifico y se crea una relación vertical que permite generar un espacio interior isótropo. Las cualidades de transparencia y especulares del vidrio multiplican las visiones por simetría reflejada, así mismo las cualidades de reflexión de los paños verticales de azulejo azul colocado con juntas terciadas a modo de escama ayudan a producir un ambiente interior espacioso y luminoso, casi como si se introdujera el firmamento en el interior. El corredor se disuelve, deja de existir como una estructura lineal de conexión tradicional, porque la ordenación alterna de espacios vacíos y estanciales de carácter público permite una relación débil entre las coordenadas “x” e “y” del espacio.
Se establece una relación de opuestos entre la fachada exterior y el espacio interior, una síntesis entre lo intelectual y lo experimental, lo clásico y lo pintoresco. Entendiendo lo clásico como lo relacionado con el mundo platónico donde lo que interesas son las formas puras que contienen lo que persiste como ideal. Por pintoresco no nos referimos a la fragmentación, decadencia o estado ruinoso típicos del pintoresco ingles del siglo XVIII, sino que una ordenada agrupación de elementos del programa en planta se revela como fragmentos que dan al observador la percepción temporal y cinética del espacio típica del pintoresquismo, según describe Le Corbusier cuando analiza la calibrada secuencia de vista de la Acrópolis descrita por Choisy o incluso, salvando las diferencias porque el espacio arquitectónico no se percibe proyectado sobre una pantalla plana, según las filmaciones, “montage”, del cineasta vanguardista ruso, Einsentein.
En definitiva, en el momento de gestación de este proyecto intentábamos profundizar en una, de entre las maneras posibles, de relacionar esa forma experimental y sensorial de concebir el espacio y la tentadora manifestación espacial de la forma pura; entre sensación y geometría.
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