Biblioteca de la Zona Nord . Barcelona
gracias a Rafael Perera Leoz
Vaciamos la montaña, insertando el edificio y cubriéndolo de tierras y vegetación hasta recuperar la topografía original.
De este modo reducimos el impacto que podría generar la construcción de un equipamiento público en el reducido entorno natural del barrio (antiguo barrio obrero de los años 70, hoy en día de población principalmente inmigrante).
Diisponemos los planos de fachada formando líneas quebradas que dinamizan la visión del conjunto y deshacen el volumen en su entrega con las tierras. La piel exterior (acero inoxidable sin pulir microperforado) esconde por igual muros de contención y vanos acristalados, formando un tamiz separador que genera juegos de transparencias en función de las condiciones de luz del momento. De día desde opaco a transparente, de noche linterna.
El edificio se muestra en alto, recio, formando parte de la propia montaña (bien común, contenedor de cultura), y a la vez su piel lo muestra sugerente, permeable (espacio de acogida, de información, de diálogo).
Se accede a la biblioteca penetrando en la montaña, y el volumen interior, de dobles y triples alturas, sorprende por su dimensión, por la cantidad de aire contenido, iluminado por un patio que muestra el corte de las tierras y por los pliegues de fachada.
En planta baja se distribuyen las partes del programa más generales y de mayor afluencia de usuarios (sala polivalente, zona general, zona infantil, internet,...), en planta primera usos más concretos (fondo especializado, estudio, salas, oficinas) y en planta segunda las instalaciones.
Es voluntad inicial del proyecto convertir el edificio en un equipamiento integrador, dinámico, vivo, utilizado. En un barrio de población mayoritariamente inmigrante existía el riesgo de construir un ente distante, reflejo de una cultura que no se percibe como propia. Intencionadamente se priorizó la zona infantil, el área de internet y la sala de estudio (puede ser segregada y utilizarse fuera de horas de apertura de la biblioteca).
Niños y adultos que viven en pisos reducidos, muy densificados y sin acceso a internet utilizan el edificio para estudiar, divertirse, chatear, comunicarse… acercándose de paso a otras culturas, ojeando una revista, un libro, una película.
En el exterior se mantiene el recorrido peatonal que atravesaba el solar, integrando la biblioteca dentro del eje que une centro médico, parque e Instituto, y se disponen un ascensor y una plaza - plataforma como espacio de encuentro y acceso.
gracias a Rafael Perera Leoz
Vaciamos la montaña, insertando el edificio y cubriéndolo de tierras y vegetación hasta recuperar la topografía original.
De este modo reducimos el impacto que podría generar la construcción de un equipamiento público en el reducido entorno natural del barrio (antiguo barrio obrero de los años 70, hoy en día de población principalmente inmigrante).
Diisponemos los planos de fachada formando líneas quebradas que dinamizan la visión del conjunto y deshacen el volumen en su entrega con las tierras. La piel exterior (acero inoxidable sin pulir microperforado) esconde por igual muros de contención y vanos acristalados, formando un tamiz separador que genera juegos de transparencias en función de las condiciones de luz del momento. De día desde opaco a transparente, de noche linterna.
El edificio se muestra en alto, recio, formando parte de la propia montaña (bien común, contenedor de cultura), y a la vez su piel lo muestra sugerente, permeable (espacio de acogida, de información, de diálogo).
Se accede a la biblioteca penetrando en la montaña, y el volumen interior, de dobles y triples alturas, sorprende por su dimensión, por la cantidad de aire contenido, iluminado por un patio que muestra el corte de las tierras y por los pliegues de fachada.
En planta baja se distribuyen las partes del programa más generales y de mayor afluencia de usuarios (sala polivalente, zona general, zona infantil, internet,...), en planta primera usos más concretos (fondo especializado, estudio, salas, oficinas) y en planta segunda las instalaciones.
Es voluntad inicial del proyecto convertir el edificio en un equipamiento integrador, dinámico, vivo, utilizado. En un barrio de población mayoritariamente inmigrante existía el riesgo de construir un ente distante, reflejo de una cultura que no se percibe como propia. Intencionadamente se priorizó la zona infantil, el área de internet y la sala de estudio (puede ser segregada y utilizarse fuera de horas de apertura de la biblioteca).
Niños y adultos que viven en pisos reducidos, muy densificados y sin acceso a internet utilizan el edificio para estudiar, divertirse, chatear, comunicarse… acercándose de paso a otras culturas, ojeando una revista, un libro, una película.
En el exterior se mantiene el recorrido peatonal que atravesaba el solar, integrando la biblioteca dentro del eje que une centro médico, parque e Instituto, y se disponen un ascensor y una plaza - plataforma como espacio de encuentro y acceso.
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