David Obon

La trama de lo complejo


teks: tejer, fabricar, ensemblar, carpintería
complexus: abarcar, rodear, enlazar, tejer conjuntamente

1. Dos tipos de entramado según Semper.

+ David Obon

Una dinámica común describe la evolución de lo biológico, lo social y lo cultural. Se trata de una dinámica muy patente en la actualidad y que atañe a la disciplina arquitectónica en todas sus dimensiones. Puede ser descrita de manera sencilla: la complejidad tiende a aumentar 1.

En la esfera cultural, este incremento de la complejidad se revela en el origen y la evolución de las palabras. El término “tectónica” se construye con la raíz indoeuropea teks, de la que derivan "texto", "tejer" y el griego "tekton". Es decir, en las culturas arcaicas esta palabra podía remitir a tres significaciones diferentes. Con el tiempo, el lenguaje ha ido madurando, se ha especializado, se ha hecho más complejo para adaptarse a un mundo más complejo. Pero ¿por qué teks reunía estos conceptos y no otros?, ¿cual es el común denominador?. Para dar con una respuesta adecuada debemos sumergirnos en la epistemología de lo complejo.

La mayor parte de los objetos que nos rodean y, evidentemente, todos los artefactos arquitectónicos, son sistemas complejos. A menudo asociamos lo complejo a lo complicado, sin embargo no tiene necesariamente que ser así. Para empezar lo complejo tiene un significado muy preciso. Un sistema complejo es aquel en el que el todo es más que la suma de las partes. Es decir, aquel en el que del conjunto de las interacciones entre las partes emergen propiedades o cualidades indeductibles e irreductibles a los constituyentes aislados.

Imaginemos que estamos en el campo y disponemos de un conjunto de estacas de madera. Podemos ir clavando estacas por el campo de múltiples maneras pero si clavamos una junto a otra de una manera determinada construiremos un redil, una organización que delimita un interior de un exterior y que tiene la capacidad de contener (fig. 2). Estas cualidades emergentes (¡inequívocamente arquitectónicas!) no se encuentran en cada una de las estacas, es decir, las características constitutivas del conjunto no son explicables a partir de las partes aisladas.

2. Emergencia de un sistema complejo. El todo es mas que la suma de las partes.

Desde esta perspectiva podemos entender por qué teks pudo despertar tantos significados. La persona que posee el saber-hacer, la tecnología (techne), sabe juntar las fibras de manera que emerja el textil. Sabe juntar las palabras de manera que emerja el texto. Sabe juntar los elementos constructivos de manera que emerja lo tectónico. Como un mago, hace emerger lo nuevo. Es un creador.

"Un sistema complejo es aquel en el que el todo es más que la suma de las partes."

De todo esto se desprende que la complejidad (i.e. aquello-que-está-tejido-conjuntamente) tiene más que ver con la naturaleza de las interacciones que con la naturaleza de las propias partes interactuantes. La complejidad hace patente la necesidad de entender el mapa de conexiones, las redes de relaciones entre elementos. Lo complejo no es la suma de las partes y por tanto no puede ser entendido aislando los componentes del sistema, de lo que se deriva que lo complejo no puede ser abarcado desde el reduccionismo.

Nos encontramos ante una, por interdisciplinar, importante noción de orden: el orden por ligadura. Esta noción permite unir eficazmente unas disciplinas con las otras y, de este modo, religar lo que la sociedad especializada va desligando progresivamente. El orden por ligadura es un principio organizacional basado en el concepto de condicionamiento (comunicación, interacción, relación, ligadura). Así, allí donde existe un condicionamiento entre las partes, existe un principio de orden. Efectivamente, el redil constituye un sistema organizado porque existe un condicionamiento entre la posición de cada estaca. Si eliminamos una estaca o la separamos en exceso el redil pierde sus propiedades, i.e. la organización “redil” desaparece.

Hablar de interacciones y ligaduras, es hablar de tramas y redes. “Allí donde hay vida hay redes” 2, señala Fritjof Capra. Allí donde hay arquitectura hay redes, podemos afirmar sin miedo a equivocarnos. En este sentido, una de las redes arquitectónicas, no siempre explicitas pero siempre determinantes, son las redes tectónicas.

“La gravedad construye el espacio”  3 afirma Campo Baeza. Y no solo eso, podemos añadir que la gravedad construye el espacio y nos construye a nosotros. En efecto, si la fuerza de gravedad de este planeta fuera el doble, nosotros y nuestra arquitectura, seríamos sustancialmente diferentes. Toda construcción debe en primer lugar lidiar con este pegamento universal que es la fuerza de la gravedad; debe rendirle cuentas mediante un adecuado encauzamiento de los esfuerzos a través de las partes.
D’Arcy Thompson llegó a decir que “la forma de un objeto es un diagrama de fuerzas" 4 . Así, lo tectónico, entendido como sustancia estructural, como morfología permanente en el espacio, tiene como correlato necesario para su existencia el resultado de la acción de fuerzas.

Desde esta óptica, vamos a destinar las subsiguientes líneas a analizar la evolución del muro al entramado desde una perspectiva de aumento de la complejidad. De manera simplificada podemos describir la complejidad de un elemento o sistema como la cantidad de información que necesitamos para describirlo 5. Con esta descripción, huelga decir, un muro constituye un sistema menos complejo que un entramado. Esta clave de análisis permite reconocer el problema de la identidad y de este modo hacer frente a las ambigüedades, los matices, las hibridaciones, que han caracterizado buena parte de la arquitectura reciente. La cuestión de la identidad es la siguiente: ¿qué dimensión, qué características, qué porcentaje de huecos debe tener un muro para que deje de ser un muro y sea considerado un entramado?. Ante esta pregunta, la frontera de nuestros conceptos se diluye.

En primer lugar apuntemos una cosa tan trivial como fundamental. Como escribe Jorge Wagensberg, toda realidad inerte (toda realidad construida) persevera por estabilidad según la selección fundamental 6. La apertura de un hueco en un muro conlleva una autoorganización (por selección fundamental) del campo de fuerzas. De esta autoorganización emerge el arco de descarga que nos lleva (con suerte) a un nuevo estado de equilibrio. El diagrama de esfuerzos de este nuevo estado resultante deviene, según la definición anterior, más complejo. Evidentemente la inclusión de un dintel, ya sea con el mismo o con otro material, es decir, la inclusión de una nueva tecnología, implica igualmente un aumento de la complejidad en el sistema.

"El orden por ligadura es un principio organizacional basado en el concepto de condicionamiento"

El entramado también emerge por selección natural. En nuestra biosfera la adaptación crea la complejidad. No obstante, como la evolución natural no puede cambiar de repente de material, las opciones evolutivas quedan limitadas al cambio de diseño. D’Arcy Thompson nos mostró un extraordinario ejemplo: el hueso metacarpiano del buitre (fig. 3). La dialógica entre la gran dimensión del ave y la necesidad de volar, entre el peso y la levedad, propició la evolución del mismo hacia un diseño estructural altamente eficiente en términos de resistencia y ligereza. En palabras de Thompson: “el ingeniero ve en él un entramado de Warren perfecto, exactamente igual al usado a menudo para una cuaderna principal en un aeroplano” 7. El caso es que cuando no disponemos de un nuevo material sólo nos cabe innovar mediante un cambio en el diseño. O dicho de otro modo, cuando no tenemos recursos no nos queda más remedio que pensar. Esto es precisamente lo que hizo el maestro Gaudí. Sus innovadoras morfologías constituyen un caso análogo de (r)evolución low-tech.

3. Hueso metacarpiano de ala de buitre a modo de entramado Warren.
4. Gaudí. Entramado estructural de Cripta de la colonia Güell.


Atendamos ahora a algunas ambivalencias que, por selección cultural, presenta la producción arquitectónica actual. Observemos la propuesta de FOA para un stand de vidrio (fig. 5). ¿Se trata de un muro o de un entramado? Existe ambigüedad, indeterminación. Es una especie de híbrido. Un muro cosido podría ser, quizá, una buena definición.

Para dar respuesta a esta pregunta debemos atender al diagrama de fuerzas. En una construcción muraria tradicional, el diagrama resultante tendería a presentar un gradiente uniformemente distribuido. Ahora bien, el stand de vidrio contiene una complejidad determinante; está construido por placas de vidrio hexagonales interconectadas mediante unas piezas metálicas especiales. Tal y como se observa (fig. 6), estas placas absorben puntualmente los esfuerzos haciendo emerger un complejo diagrama de fuerzas. Atendiendo a la imagen, este muro es, efectivamente, un entramado (o viceversa).

Es importante hacer notar que la complejidad de esta construcción está en los detalles. Es una construcción en la que “el detalle cuenta la historia” (the detail tells the tale) 8, una construcción que
serviría para legitimar la consideración de Semper respecto a la junta como elemento arquitectónico primordial.

5. Del muro al entramado. Iglú de vidrio. FOA.
6. Diagrama de estudio de tensiones que nos da la información sobre donde podemos practicar las aperturas sin que el conjunto se vea negativamente afectado. FOA.
7. El arte de la estructura es cómo y dónde colocar los huecos. Robert Le Ricolais.


Con el entramado tensional delineado es fácil pronosticar que un agujero en la parte central del hexágono alterará muy poco el diagrama de fuerzas y que en cambio, un agujero practicado en un vértice del hexágono puede alterar gravemente el equilibrio estructural del conjunto. Practicar un hueco es generar espacio y luz; es un acto puramente arquitectónico. En este sentido Robert Le Ricolais realizó una luminosa declaración “el arte de la estructura es como y dónde colocar los huecos” 9. Si en lugar de pensar en lo sólido, decía, pensamos en los huecos llegaremos a la verdad 10.

La complejidad nace de la mano de la diferencia. El conjunto de conectores metálicos, así como la geometría hexagonal de las placas de vidrio constituyen diferencias, especificidades constructivas, que hacen que el conjunto no se comporte de manera homogénea. Estas especificidades quedan definidas en el gráfico de esfuerzos, que revela zonas con mayores solicitaciones tensionales que otras; esto es, estructuralmente, zonas con mayor probabilidad de fractura. En el stand, estos puntos se resuelven intermediando resistentes conectores de acero. Es decir, mediante el uso de un material más resistente.

Tomemos una superficie homogénea como una placa de vidrio. El comportamiento de la rotura de una placa de vidrio homogénea es imprevisible, al igual que el movimiento browniano de las moléculas de los líquidos y los gases. Cuando decimos imprevisible queremos decir que si estrellamos una piedra en un vidrio, nos será imposible establecer la posición y la trayectoria que tendrá cada uno de los fragmentos. En cambio, si tachamos previamente el vidrio, o bien utilizamos un vidrio que esté roto como el de la imagen (fig. 7), podemos hacer algunas predicciones aproximadas. La pérdida de homogeneidad debida a la introducción de una diferencia (imperfección, rayada del vidrio,...) hará que la rotura se produzca con mucha más probabilidad en estas zonas debilitadas (rotura de la simetría inicial del sistema). Así, la diferencia no sólo implica un aumento de la complejidad, también posibilita la predicción por parte de un observador del “comportamiento” del sistema. Tanto en un sentido (fig. 7), como en el otro (fig. 8).

7. Trama debilitada. Diagrama de fuerzas resultante de la rotura concéntrica de un vidrio por impacto.
8. Trama reforzada. Estructura entramada del tragaluz del museo Guggenheim. Frank Lloyd Wright.


Entre delimitar un espacio y techar un espacio existe una diferencia de complejidad. Esto es debido a que la techumbre, a diferencia del muro, se enfrenta a una dialógica que confronta lo ligero y lo resistente (la misma dialógica que hemos analizado anteriormente atendiendo a la selección natural). En estos casos, como casi siempre, la solución pasa por aumentar la complejidad. Es así como emerge el entramado, o lo que es lo mismo, la estructuración del espacio de fuerzas. Es así como emerge la piel y el esqueleto y, en términos generales, toda nueva especialización.

Tal y como señala Wagensberg, todo lo que existe debe en primer lugar emerger y, luego, permanecer. “La identidad culta persevera por creatividad según la selección cultural, donde perseverar significa seguir creando” 11 . Así, el arqui(tek)to como buen (tek)nólogo, persevera porque sigue innovando; sigue entretejiendo nuevas complejidades.


1 Ver KAUFFMAN, Stuart (2000): “Investigations” Tr: Investigaciones. Barcelona, Metatemas Tusquets, 2003.
2 CAPRA, Fritjof (1996): “The Web of Life” Tr: La trama de la vida, Barcelona, Anagrama, 2009, p. 54.
3 CAMPO BAEZA, Alberto (2009): “Sobre lo estereotómico y lo Tectónico en Arquitectura”, p. 4.
4 THOMPSON, D’Arcy (1961): “On Growth and Form” Tr: Sobre el crecimiento y la forma, Madrid, Cambridge University Press, 2003, p. 27.
5 Para una descripción técnica en términos computacionales consultar el concepto de “complejidad de Kolmogórov”.
6 WAGENSBERG, Jorge (2010): “Las raíces triviales de lo fundamental”, Barcelona, Metatemas Tusquets. p. 241.
7 THOMPSON, D’Arcy (1961): p. 228.
8 Citado en FRASCARI, Marco (1984): “The tell-the-tale detail”. Via nº7, Philadelphia, MIT Press. p 23-37.
9 LE RICOLAIS, Robert (1997): p. 43.
10 Íbid. p. 43.
11 WAGENSBERG, Jorge (2010): p 241.


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