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Europan 10 . Elda


origen: Europan . autores: Diego Jiménez López . Juana Sánchez Gómez

El patito feo es la sospecha de un cisne descolocado
Las cualidades del ámbito de Tafalera y Numancia son el resultado de la relación que se ha establecido entre la naturaleza, y los procesos de ocupación y desarrollo de la ciudad descolocada.











La demanda de vivienda, en el auge de la industria del calzado, propició la gestión rápida del suelo con modelos urbanos más indicados para terrenos carentes de topografía, en el caso del barrio de Numancia, y la ausencia de planeamiento en el de Tafalera, donde la acumulación de intereses particulares terminaron dando forma a la agrupación de viviendas existentes. Esta deficiencia de previsión urbana ha tenido como consecuencia carencias de urbanización, favorecidas por la dificultad añadida de la topografía, que han ayudado a preservar el carácter de monte del alto de San Miguel y sobre todo el de Tafalera. Estas colinas no han sido cultivadas, conservan su condición de monte, inmerso en la ciudad que ha crecido alrededor. Esta situación las convierte en un elemento extraordinario, que pone de manifiesto el valor ambiental y patrimonial del territorio sobre el que se asienta la ciudad. A su vez, el trazado del paseo de la Mora, ha producido una discontinuidad de la ladera hasta su llegada al Vinalopó. Esta ruptura ha dado lugar a dos unidades de paisaje diferenciadas, el rio y los montes, reforzando su singularidad.
Estos procesos han favorecido el carácter físico de este ámbito, como atractivo reducto de naturalezas de ciudad y que ya no se entienden sin ella, pero han supuesto un fracaso como ciudad en si, inconexa con el resto por la carencia del interés económico que lo generó. La oportunidad para regenerar este ámbito está en esa fortaleza, consolidarlo como el espacio público naturalizado que le falta a Elda. Para este nuevo proceso proponemos como estrategia volver a des/colocar, des/poblar

Des/colocar La banda rosa
Se traza una infraestructura que subraya, pone en evidencia y demarca las colinas del Alto de Tafalera, como monte, reserva de paisaje, y el de San Miguel como paisaje a transformar.
Un elemento urbano, de imagen unitaria, que cose los bordes dando una respuesta especifica a cada situación





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