publicación sobre los métodos de proyecto de arquitectura
práctica arquitectónica
El planteamiento que se presentó a los participantes era el de reflexionar sobre su particular metodología proyectual desde un enfoque tanto profesional como académico, con objeto de presentar una visión amplia sobre las posibles estrategias en la producción arquitectónica. La idea era extender una invitación a una serie de equipos de arquitectos relacionados en diversas sesiones críticas de talleres de proyectos para obtener un enfoque sobre su aproximación al proyecto arquitectónico en su más amplio entendimiento. Se animó a los autores a utilizar cualquier recurso que estimaran conveniente para ello, partiera o no de su propia obra construida o de una investigación académica propia, entre otras posibles opciones. El objetivo era poder exponer de manera simultánea diferentes enfoques de una misma cosa, el método de proyecto. El resultado obtenido es un libro que aglutina la experiencia académica y profesional de los equipos invitados que a buen seguro servirán de inspiración y modelo a profesionales y estudiantes de arquitectura. Dicha aproximación resulta especialmente pertinente en los intereses formativos de una universidad aunque promete no dejar a colegas y profesionales.
Daniel Gimeno y Miguel Guitart
Formar compromiso
En el ejercicio profesional de la arquitectura caben muchas cosas. Quizá tantas que uno de los retos más probables a los que se enfrenta el arquitecto, especialmente cuando es joven, es el de distinguir lo fundamental de lo accesorio. Esta capacidad especial para seleccionar y destilar constituye un ejercicio de honestidad y rigor que requiere de una notable disciplina personal y de un compromiso profundo. No resulta fácil en un entorno que a diario parece ensalzar solo la imagen como objetivo final de la arquitectura.
En este contexto, la responsabilidad que recae sobre el arquitecto se refiere al gran hecho diferencial de la arquitectura: es un arte con razón de necesidad. Es por ello que un arquitecto no debería nunca distanciarse de la realidad más de lo necesario, porque al fin y al cabo el objetivo de la arquitectura es definir el espacio desde el que el hombre se relacionará y observará su entorno. Nuestra profesión por tanto lleva implícito un compromiso con la propia disciplina y con la sociedad por el cual nos vemos obligados a ofrecer siempre algo más de lo que se espera de nosotros. Este compromiso implica la voluntad de asumir unas pautas, unas directrices que deben conducir a un nuevo orden imaginado, pero propuesto desde la realidad.
El valor que se otorga a la medida concreta como medio para alcanzar la verdad fue sostenido por el austríaco Robert Musil (1880-1942) en El hombre sin atributos (Der Mann ohne Eigenschaften) donde escribió entre 1930 y 1943 que cualquier ausencia de límites no es algo lícito o deseable: «Disciplina, continencia, caballerosidad, música, costumbres, poesía, forma, prohibiciones, no tienen otra justificación que la de dar a la vida una configuración definida y limitada. […] La felicidad sin límites no existe. No hay felicidad grande sin grandes prohibiciones. En la limitación está el secreto de la propia personalidad, el secreto de la fuerza»1.
A partir de la aceptación de esos límites el debate encuentra múltiples vías que darían lugar a las más diversas maneras de plantear el proyecto arquitectónico. Es más que probable que la frase de Musil sirva de acicate y dé mucho que hablar, levantando polémica y sentimientos afines y encontrados. Nada más productivo y enriquecedor que el intercambio y contraste de ideas dispares desde posturas constructivas, pues permite alimentar un creciente catálogo arquitectónico de posibilidades y, sobre todo, de actitudes hacia la arquitectura.
Estas posibilidades van presentándose al alumno pronto en sus estudios de arquitecto 2. En los años de escuela el alumno se enfrenta con una rica panoplia de profesores y compañeros, de frentes que se abren y se cierran y que forman un espectro casi infinito de actitudes ante el amplio mundo de la arquitectura que empiezan a conocer. Construir un criterio propio se convierte entonces en una misión fundamental para el estudiante. Dicha actitud crítica permite al futuro arquitecto mantenerse en una posición permanentemente inquisitiva que por necesidad ha de nutrirse de sus propias vivencias y referencias, de su catálogo de inquietudes, dudas y certezas, y de una creciente capacidad de respuesta apoyada tanto en la inspiración del trabajo constante como en la información recopilada de forma diestra alrededor del proyecto. Una escuela de arquitectura se perfila entonces como un poliedro de diversas metodologías de proyecto, opciones que han de combinar el concepto y la construcción, la idea y la realidad, principio y fin de toda obra de arquitectura.
Algunas de estas actitudes son las que hemos querido reunir en esta recopilación de textos a medio camino entre lo teórico y lo práctico, entre la difusión académica y la divulgación profesional. Los equipos de arquitectos reunidos en la presente edición presentan unas cualidades sobresalientes tanto en su práctica profesional como en su dedicación académica. Son estudios que se caracterizan por tener un triple planteamiento de inquietudes dirigido a la docencia, la investigación y la práctica profesional, pero que también tienen en común un marcado compromiso con el rigor en cualquiera de sus posibles acepciones, y por ello, sus aportaciones se encaminan inevitablemente hacia distintas formas de servicio, belleza y felicidad.
Los arquitectos invitados y sus estudios son:
Beguiristain Bergera: Íñigo Beguiristain / Iñaki Bergera;
Cadaval & Solà-Morales: Eduardo Cadaval / Clara Solà-Morales;
Emergencia creativa: Fermina Garrido / Mara Sánchez Llorens; Israel Alba;
Pancorbo arquitectos: Luis Pancorbo Crespo / Inés Martín Robles; Paredes Pino: Manuel García de Paredes / Fernando Pino; Suárez Santas: Luis Suárez Mansilla / Asier Santas Torres;
Daniel Gimeno y Miguel Guitart
1 Musil, Robert, Der Mann ohne Eigenschaften, 1-105. Trad. Esp. El hombre sin atributos, Barcelona, 1970, vol. II, pág. 252.
2 «El estudiante aprende cómo quiere ser arquitecto, viendo y juzgando a sus profesores. Hay un momento en el que el estudiante se da cuenta de que hay muchos modos de ser arquitecto y que tiene que optar por uno de ellos. Admitir esta pluralidad dentro de la profesión me parece obligado». Véase Moneo, Rafael, «Diálogos desde el sur», Escritos y conversaciones en el Perú, Ed. Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, Perú, 2009. Pág. 184.
práctica arquitectónica
El planteamiento que se presentó a los participantes era el de reflexionar sobre su particular metodología proyectual desde un enfoque tanto profesional como académico, con objeto de presentar una visión amplia sobre las posibles estrategias en la producción arquitectónica. La idea era extender una invitación a una serie de equipos de arquitectos relacionados en diversas sesiones críticas de talleres de proyectos para obtener un enfoque sobre su aproximación al proyecto arquitectónico en su más amplio entendimiento. Se animó a los autores a utilizar cualquier recurso que estimaran conveniente para ello, partiera o no de su propia obra construida o de una investigación académica propia, entre otras posibles opciones. El objetivo era poder exponer de manera simultánea diferentes enfoques de una misma cosa, el método de proyecto. El resultado obtenido es un libro que aglutina la experiencia académica y profesional de los equipos invitados que a buen seguro servirán de inspiración y modelo a profesionales y estudiantes de arquitectura. Dicha aproximación resulta especialmente pertinente en los intereses formativos de una universidad aunque promete no dejar a colegas y profesionales.
Daniel Gimeno y Miguel Guitart
Formar compromiso
En el ejercicio profesional de la arquitectura caben muchas cosas. Quizá tantas que uno de los retos más probables a los que se enfrenta el arquitecto, especialmente cuando es joven, es el de distinguir lo fundamental de lo accesorio. Esta capacidad especial para seleccionar y destilar constituye un ejercicio de honestidad y rigor que requiere de una notable disciplina personal y de un compromiso profundo. No resulta fácil en un entorno que a diario parece ensalzar solo la imagen como objetivo final de la arquitectura.
En este contexto, la responsabilidad que recae sobre el arquitecto se refiere al gran hecho diferencial de la arquitectura: es un arte con razón de necesidad. Es por ello que un arquitecto no debería nunca distanciarse de la realidad más de lo necesario, porque al fin y al cabo el objetivo de la arquitectura es definir el espacio desde el que el hombre se relacionará y observará su entorno. Nuestra profesión por tanto lleva implícito un compromiso con la propia disciplina y con la sociedad por el cual nos vemos obligados a ofrecer siempre algo más de lo que se espera de nosotros. Este compromiso implica la voluntad de asumir unas pautas, unas directrices que deben conducir a un nuevo orden imaginado, pero propuesto desde la realidad.
El valor que se otorga a la medida concreta como medio para alcanzar la verdad fue sostenido por el austríaco Robert Musil (1880-1942) en El hombre sin atributos (Der Mann ohne Eigenschaften) donde escribió entre 1930 y 1943 que cualquier ausencia de límites no es algo lícito o deseable: «Disciplina, continencia, caballerosidad, música, costumbres, poesía, forma, prohibiciones, no tienen otra justificación que la de dar a la vida una configuración definida y limitada. […] La felicidad sin límites no existe. No hay felicidad grande sin grandes prohibiciones. En la limitación está el secreto de la propia personalidad, el secreto de la fuerza»1.
A partir de la aceptación de esos límites el debate encuentra múltiples vías que darían lugar a las más diversas maneras de plantear el proyecto arquitectónico. Es más que probable que la frase de Musil sirva de acicate y dé mucho que hablar, levantando polémica y sentimientos afines y encontrados. Nada más productivo y enriquecedor que el intercambio y contraste de ideas dispares desde posturas constructivas, pues permite alimentar un creciente catálogo arquitectónico de posibilidades y, sobre todo, de actitudes hacia la arquitectura.
Estas posibilidades van presentándose al alumno pronto en sus estudios de arquitecto 2. En los años de escuela el alumno se enfrenta con una rica panoplia de profesores y compañeros, de frentes que se abren y se cierran y que forman un espectro casi infinito de actitudes ante el amplio mundo de la arquitectura que empiezan a conocer. Construir un criterio propio se convierte entonces en una misión fundamental para el estudiante. Dicha actitud crítica permite al futuro arquitecto mantenerse en una posición permanentemente inquisitiva que por necesidad ha de nutrirse de sus propias vivencias y referencias, de su catálogo de inquietudes, dudas y certezas, y de una creciente capacidad de respuesta apoyada tanto en la inspiración del trabajo constante como en la información recopilada de forma diestra alrededor del proyecto. Una escuela de arquitectura se perfila entonces como un poliedro de diversas metodologías de proyecto, opciones que han de combinar el concepto y la construcción, la idea y la realidad, principio y fin de toda obra de arquitectura.
Algunas de estas actitudes son las que hemos querido reunir en esta recopilación de textos a medio camino entre lo teórico y lo práctico, entre la difusión académica y la divulgación profesional. Los equipos de arquitectos reunidos en la presente edición presentan unas cualidades sobresalientes tanto en su práctica profesional como en su dedicación académica. Son estudios que se caracterizan por tener un triple planteamiento de inquietudes dirigido a la docencia, la investigación y la práctica profesional, pero que también tienen en común un marcado compromiso con el rigor en cualquiera de sus posibles acepciones, y por ello, sus aportaciones se encaminan inevitablemente hacia distintas formas de servicio, belleza y felicidad.
Los arquitectos invitados y sus estudios son:
Beguiristain Bergera: Íñigo Beguiristain / Iñaki Bergera;
Cadaval & Solà-Morales: Eduardo Cadaval / Clara Solà-Morales;
Emergencia creativa: Fermina Garrido / Mara Sánchez Llorens; Israel Alba;
Pancorbo arquitectos: Luis Pancorbo Crespo / Inés Martín Robles; Paredes Pino: Manuel García de Paredes / Fernando Pino; Suárez Santas: Luis Suárez Mansilla / Asier Santas Torres;
Daniel Gimeno y Miguel Guitart
1 Musil, Robert, Der Mann ohne Eigenschaften, 1-105. Trad. Esp. El hombre sin atributos, Barcelona, 1970, vol. II, pág. 252.
2 «El estudiante aprende cómo quiere ser arquitecto, viendo y juzgando a sus profesores. Hay un momento en el que el estudiante se da cuenta de que hay muchos modos de ser arquitecto y que tiene que optar por uno de ellos. Admitir esta pluralidad dentro de la profesión me parece obligado». Véase Moneo, Rafael, «Diálogos desde el sur», Escritos y conversaciones en el Perú, Ed. Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, Perú, 2009. Pág. 184.
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