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Casa Hache . MADRID
Bojaus Arquitectura . fotos: © Joaquín Mosquera . + arquia
La casa Hache se sitúa en una típica zona suburbana de Madrid de viviendas unifamiliares aisladas. Este tipo de viviendas, como su propia denominación tipológica indica, se aíslan entre sí construyendo un contexto de difícil lectura: un archipiélago de individualidades en donde es difícil saber a qué condicionantes responde cada una al margen de los propios límites de su parcela.
La orientación y la normativa urbanística es lo único que todas comparten. Desde este aislamiento, y desde esta consciencia de la individualidad, se aborda el proyecto con la máxima neutralidad posible, tratando de establecer un método de diseño válido para cualquier parcela. Este método es una aplicación literal de los parámetros normativos. El volumen es el resultado de su estricta aplicación: máxima ocupación, perímetro definido por retranqueos y máxima altura permitida. Sobre este volumen máximo se substraen posteriormente los vacíos: dobles alturas, porches, zaguanes y patios, para cumplir con la edificabilidad permitida. El resultado es un prisma de 20x9x9 metros agujereado a base de huecos profundos que generan y organizan el interior.
Estos huecos constituyen una serie de espacios exteriores que serán colonizados con vegetación, sirviendo de filtros a las vistas de las casas vecinas situadas a escasos metros, lo que permite abrir grandes ventanas sin por ello renunciar a la propia intimidad de la vivienda. Estos filtros sirven también para controlar la incidencia solar directa, matizando la iluminación natural. En el interior, los huecos se conectan a través de vacíos, proporcionando continuidad y sirviendo para separar diferentes zonas de la vivienda.
Las pequeñas piezas de baño, aseo, almacenamiento, vestidor... se concentran en la fachada norte constituyendo un importante aislamiento en la zona de mayor exigencia de inercia térmica durante el invierno. Esta organización sirve además para reducir las luces de la estructura portante y para organizar los espacios principales más libremente.
El programa, inicialmente el típico de una vivienda tradicional de estas características, se ha tratado de plantear sobre un esquema de funcionamiento mucho más ambiguo y abierto. Se prpone un esquema de bandas transversales que coinciden con la estructura, que pueden contener uno u otro uso según las necesidades del usuario, de manera que la cocina, el dormitorio principal, el estar, el estudio, el paquete de dormitorios secundarios... resultan ser espacios equivalentes e intercambiables.
Bojaus Arquitectura . fotos: © Joaquín Mosquera . + arquia
La casa Hache se sitúa en una típica zona suburbana de Madrid de viviendas unifamiliares aisladas. Este tipo de viviendas, como su propia denominación tipológica indica, se aíslan entre sí construyendo un contexto de difícil lectura: un archipiélago de individualidades en donde es difícil saber a qué condicionantes responde cada una al margen de los propios límites de su parcela.
La orientación y la normativa urbanística es lo único que todas comparten. Desde este aislamiento, y desde esta consciencia de la individualidad, se aborda el proyecto con la máxima neutralidad posible, tratando de establecer un método de diseño válido para cualquier parcela. Este método es una aplicación literal de los parámetros normativos. El volumen es el resultado de su estricta aplicación: máxima ocupación, perímetro definido por retranqueos y máxima altura permitida. Sobre este volumen máximo se substraen posteriormente los vacíos: dobles alturas, porches, zaguanes y patios, para cumplir con la edificabilidad permitida. El resultado es un prisma de 20x9x9 metros agujereado a base de huecos profundos que generan y organizan el interior.
Estos huecos constituyen una serie de espacios exteriores que serán colonizados con vegetación, sirviendo de filtros a las vistas de las casas vecinas situadas a escasos metros, lo que permite abrir grandes ventanas sin por ello renunciar a la propia intimidad de la vivienda. Estos filtros sirven también para controlar la incidencia solar directa, matizando la iluminación natural. En el interior, los huecos se conectan a través de vacíos, proporcionando continuidad y sirviendo para separar diferentes zonas de la vivienda.
Las pequeñas piezas de baño, aseo, almacenamiento, vestidor... se concentran en la fachada norte constituyendo un importante aislamiento en la zona de mayor exigencia de inercia térmica durante el invierno. Esta organización sirve además para reducir las luces de la estructura portante y para organizar los espacios principales más libremente.
El programa, inicialmente el típico de una vivienda tradicional de estas características, se ha tratado de plantear sobre un esquema de funcionamiento mucho más ambiguo y abierto. Se prpone un esquema de bandas transversales que coinciden con la estructura, que pueden contener uno u otro uso según las necesidades del usuario, de manera que la cocina, el dormitorio principal, el estar, el estudio, el paquete de dormitorios secundarios... resultan ser espacios equivalentes e intercambiables.
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